"Hola tristesa, mi vieja amiga..."
- Krishna Salano
- 25 ago
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Actualizado: 27 ago

El duelo es una perra con mayúscula.
Corría el año 2007. Krishna tenía 5 años y lloraba a mares porque su madre le había dado la noticia de que un día crecería y tendría que ser adulta. Krishna era un poco rara; a diferencia de muchos otros niños, no quería crecer. Creo que ese fue el primer día que experimenté duelo, o al menos es el primer recuerdo de duelo que tengo grabado en la mente.
Hasta hace poco creía que la primera vez que experimenté duelo fue cuando murió mi abuela, porque también lo asociaba solo con la muerte. Sin embargo, me di cuenta de que la primera vez que experimenté duelo fue a la tierna edad de 5 años.
Todos asocian el duelo con la muerte, pero la realidad es que el duelo puede aparecer en tu puerta como un invitado inesperado que se come toda tu comida y no tiene planes de irse pronto.
Mi encuentro más reciente con el duelo fue el duelo por la juventud de mi madre. Me vino a la mente un recuerdo del verano de 2022: ella estaba bailando. Le encanta bailar, es una de sus pasiones y su primer amor. Sin embargo, ya no puede moverse como antes debido a una enfermedad crónica llamada fibromialgia. Vive con dolor a diario y, desde su diagnóstico, el dolor me ha perseguido, pero ahora más que nunca. Veo la añoranza en sus ojos cada vez que escucha una de sus canciones favoritas. También veo la tristeza y el dolor en ellos.
Muchos me preguntan por qué sigo viviendo en casa a mi avanzada edad, y la respuesta es simple: no soporto dejar a mi madre enferma. Mi madre es mi mejor amiga y siempre lo ha sido. Ver a tu mejor amiga envejecer y que su cuerpo se deteriora es una de las peores sensaciones del mundo.
Temo por el inevitable día de su muerte. De verdad no puedo imaginar una vida sin ella. No siempre he formado parte de su vida, pero ella ha estado presente en la mía, y pensarlo me deja sin aliento y me agarra por la garganta. Siento que veo cómo la voluntad abandona el cuerpo dolorido de mi madre cada día y me asusta.
Esto también me ha hecho pensar mucho en una publicación que vi: "Si tuvieras la opción de nacer o no nacer y tu madre viviera todos sus sueños, ¿qué elegirías?".
La respuesta me vino a la mente rápidamente. Elegiría su felicidad y sus sueños.
No voy a mentir, soy egoísta por naturaleza y a menudo busco lo mejor para mí, pero daría lo que fuera por ver a mi madre feliz, sana y capaz de volver a bailar. Por que pudiera perseguirme por la calle como lo hizo cuando encontró mis tatuajes.
El duelo no es solo por los muertos. Es por los vivos, por los recuerdos de tu pasado, por las personas que ya no están en tu vida, por una vida que podría haber sido. El duelo está a la vuelta de la esquina, esperando colarse en el momento en que la puerta de tu corazón se deja un poco abierta.




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